ENTREGAN RECONOCIMIENTO POPULAR 2015 A MARTA OLIVERA “EJEMPLO DE RESPONSABILIDAD Y MODELO DE LOS VALORES QUE HACEN FALTA EN NUESTRA SOCIEDAD”
Unidad Popular de Treinta y Tres destacó a una trabajadora incansable y solidaria, 14 de diciembre de 2015

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En una actividad realizada el lunes 14 de diciembre, en la Sala ‘Carlos Honthou Aguiar’ de la Casa de la Cultura de la ciudad de Treinta y Tres, el diputado Eduardo Rubio (26 de Marzo-UP) la Unidad Popular entregó un reconocimiento a Marta Olivera, una vecina trabajadora, canillita por más de veinte años en aquella ciudad, “un ejemplo de responsabilidad, un modelo en el que inspirarse para encontrar valores de los que hacen falta en nuestra sociedad”, comentó en CX36 el  referente de la Unidad Popular de Treinta y Tres, el periodista Aníbal Terán, que puede volver a escuchar aquí:
http://www.ivoox.com/efrain-chury-iribarne-anibal-teran-15-audios-mp3_rf_9736253_1.html

 

A continuación transcribimos el informe de la UP con las razones por las cuales se le entregó el reconocimiento, con una reseña de la vida de esta destacada trabajadora

Reconocimiento popular a marta Olivera Ibarra

Llegue un reconocimiento
a esa mujer singular,
que con su forma de andar
la vida en todo momento, muestra espíritu contento con esfuerzo y sencillez,
y al ofrecer cada vez
su sonrisa amplia y sincera, hacen que Marta Olivera
sea ejemplo en Treinta y Tres.
Nilo Pérez

 

Marta se desempeñó durante 8 años como integrante de la comisión directiva del centro de barrio de Villa Sara. Durante ese tiempo se hizo cargo de las meriendas para “la gurisada” y del plato amigo para los mayores.
Sin descuidar sus responsabilidades familiares, encontró tiempo para trabajar honorariamente en estas obras sociales. No conforme con eso, quiso incentivar actividades recreativas y deportivas para los niños de la zona, logrando que éstos se integraran a campeonatos y jornadas de confraternidad con niños de los barrios de la vecina ciudad de Treinta y Tres.
Nos cuenta que una vez estando en la feria, vio como un promotor distribuía remeras con el logotipo de una empresa a la que estaba promocionando. Se acercó a él y le explicó que tenía un grupo de niños que carecían de uniforme para presentarse en sus encuentros deportivos, los que apreciarían mucho si su empresa colaboraba con las camisetas, a lo que este promotor accedió. “Me vine feliz para la Villa con las camisetas para los gurises que quedaron locos de la vida”, nos dice.
La tarea de Marta a diario la lleva a pisar la puerta de familias que con frecuencia le ofrecen ropa y calzado. De esa forma ella tiene un stock en su casa al que saben que pueden recurrir los vecinos que lo necesiten.
Las crecientes grandes del Olimar, suelen obligar a abandonar sus hogares a algunos habitantes de Villa Sara, los que saben que si el agua les llevó parte de su indumentaria, allí está Marta para auxiliarlos con ropa y calzado que guarda especialmente para estas ocasiones.
 La vida no fue fácil para Marta desde el principio. Es “la del medio” en una larga lista de 18 hijos que tuvieron Flora Elvira Ibarra y Juan Francisco Olivera. Nació en María Albina, séptima sección del departamento de Treinta y Tres el 13 de noviembre de 1962.
Su familia se trasladó a Villa Sara donde se desarrolló su primera infancia como alumna de la Escuela 28. Por esas cosas de la vida, sus padres delegaron su cuidado a una familia que la llevó a Montevideo, donde siendo aún una niña empezó a trabajar como doméstica en la casa de Herminia De León, lugar donde recibió amparo y educación mientras se fue transformando de niña en adolescente. De aquellos tiempos recuerda largas jornadas de tareas hogareñas para mantener la casa impecable y atender a doña Herminia, una persona mayor que le trasmitió valores como la honradez, la puntualidad y la confiabilidad.
Con 18 años recién cumplidos, su vida tuvo otro giro cuando regresa a Villa Sara para trabajar en la casa de Virgilio De León, un hacendado domiciliado en una chacra que aún se encuentra en las orillas del río Olimar. Esto le dio la oportunidad de reencontrarse con su familia, lo que no significó un alivio al rigor a que se había acostumbrado cumpliendo largas horas de servicio doméstico en una casa que estaba cerca de los suyos, pero sin que se reconstruyeran los lazos afectivos con suficiente fuerza como para ahuyentar el sentimiento de soledad que empezaba a asediarla.
Llegó el amor a la vida de Marta y de esa unión fueron naciendo cinco hijos que sumaron motivos de preocupación y le exigieron mayor esfuerzo para proveerles lo necesario. Fue así que tuvo que dividir su tiempo entre las tareas maternales y la dura vida laboral, desempeñándose en muy diversas actividades para obtener el sustento propio y de sus hijos.
Hace unos 20 años se puso en contacto con Claudia Vidarte, distribuidora de diarios y revistas en Treinta y Tres, quien necesitaba una persona de confianza para atender un circuito de clientes que se transformó en la rutina cotidiana de Marta que empezó a recorrer las calles de la ciudad con su carga de periódicos visitando uno a uno kioscos y almacenes de barrio, demostrando una responsabilidad a prueba de fuego, puntualidad y compromiso con su tarea.
Además fue sumando clientes particulares y en la recorrida también se hizo habitual en numerosas casas de familia donde el periódico llegaba de sus manos con rigurosa asiduidad. También se hizo cargo de despachar todos los días la prensa para Charqueada, Varela y Lascano.
Así Marta fue haciéndose parte del paisaje cotidiano de Treinta y Tres. Ni las heladas invernales si los soles estivales alteraron su paso. Ni lluvia, ni viento, truenos o relámpagos jamás la detuvieron. Enfundada en su impermeable bajo lluvia, o desafiando la más intensa radiación solar en verano, se las ingenió siempre para cumplir su misión.
Marta Olivera es sin duda un ejemplo de responsabilidad, un modelo en el que inspirarse para encontrar valores de los que hacen falta en nuestra sociedad.
Por este motivo se le otorga el RECONOCIMIENTO POPULAR 2015.