Mensaje de la 36
URUGUAYOS CAMPEONES,
DE AMÉRICA Y DEL MUNDO


“Una Plaza de Deportes, escuela, tres comidas diarias y un país fabril, con eso alcanzaba”

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Usted podrá decir que no guarda dólares en el colchón, ni en los bancos, pero la economía del país funciona alrededor del patrón moneda del dólar. 
Por eso no hay que perder de vista que la crisis mundial nos arrastra en lo inmediato a nuestra propia crisis, y por eso los ministros y directores de entes se ven obligados como sucede en el caso de ANCAP a decir un día que han encontrado la manera de evitar los aumentos de los combustibles y a los veinte días anunciar otro aumento más.
En cambio cuando el país no estaba tan ligado al dólar, los empréstitos y el Fondo Monetario Internacional, los uruguayos éramos campeones del mundo.
Severino Varela nació en Palermo pero al año lo trajeron para La Unión. Fue ídolo de las multitudes rioplatenses con su boina blanca.
Y pensar que dicen que cuando chico lo echaban de los potreros porque su físico era muy menudo. “Salí pibe decían los más grandes que te vas a lastimar”.
Si, eso le decían a Severino Varela; pero él se reía. Y volvía otra vez, poco físico, pude ser. Pero la calidad, no podía superar el inconveniente. 
Jugo en el Cow Boy en el Paraíso y en el Vitruvio, equipos del barrio.
Hasta que en 1929 se lo llevaron para el Olimpia de la Ciudad Vieja y lo pusieron en la 4º. Discutido solo por su estatura fue mostrando rapidez, clase, siempre con la boina blanca.
La misma que paseó triunfante en muchas jornadas gloriosas. Pasó a River cuando la fusión de Olimpia y Capurro hasta que, cerca del final del 34, Peñarol lo solicitó en préstamo para algunos partidos amistosos y un año después lo compró definitivamente. 
Ya no se pensaba en el problema de estatura, porque el “gallego” todo calidad y voluntad de hierro, decía a los cuatro vientos que no había que ser “grande” para saber jugar al fútbol.
Fue un lujo el ala que formó con Adelaido Camaití; se la pasaban de memoria, en un complemento que hacía las delicias de los hinchas rayados y de los amantes al buen balompié. 
Tuvo muchas satisfacciones, deportivamente hablando. “Financieramente le puedo asegurar que el fútbol apenas me dio para vivir y ser el sostén de mi madre”.
Fue en 1942 cuando salió campeón Sudamericano en Montevideo. De Peñarol era el único en la delantera, porque entonces brillaba con fulgores propios la famosa línea de Castro, Ciocca, Atilio, Porta y Zapirán. Severino suplantó a “Bigote” que era argentino; contra Brasilnos dio la victoria con gol que dejó a Cajú viendo visiones.
Lo relojearon bien los porteños y allá marchó a defender a Boca Juniors; levantó el cuadro y pasó rápidamente a ocupar los primeros planos de la consideración general. Hizo temblar la bombonera con zambullidas y goles espectaculares. 
Siempre con la boina blanca. Jugando una tarde contra River, hizo los dos goles y aquello fue la locura. Para entrar al vestuario boquense, había que llevar tarjeta de recomendación.  
Cual no sería su sorpresa y emoción, cuando Esteban Martínez, el popular “Pirincho” de nuestra música popular se le acercó y le dio un gran abrazo.
¿Cómo entraste? Preguntó el “gallego” pasado el momento inicial. Con la tarjeta de Peñarol respondió “Pirincho”.
Fiel a sus principios volvió a Montevideo y en 1946 y 47 defendió nuevamente la aurinegra. Después colgó los tapones y comenzó a hacer el curso de Preparación Física terminándolo en 1949.
Fue director técnico de PeñarolRacing, Fénix y Colón; fue empleado de UTE hasta que se jubiló. 
“Mi pasión es la de poder cumplir con las dos funciones Preparador Físico y Director Técnico, y dedicarme de lleno, vamos a ver si la suerte me ayuda”. 
A mediados de la década de los sesenta Severino Varela daba clases de gimnasia para los socios, los lunes, miércoles y viernes.
Se mantenía ágil como en sus años mozos.
Salvo que ya no usaba más su famosa boina blanca, la había reemplazado con un cabello del mismo color.
Burgueño y Romero también fueros ases de La Unión
Claro cómo no iban a ser suplentes si los titulares eran Julio Pérez y Juan Schiaffino
¡Pero qué jugadores fueron Carlitos Romero el popular “chueco” y el negro Juan Burgueño!.
Cuando jugaban juntos en Danubio la pelota quedaba arrugada. Un tuya y mía de locura con arabescos interminables. Que a veces el cuadro perdía, ¡qué importaba!
El espectáculo se había salvado. Y los años no mataron a la calidad al contrario habían servido para dar más experiencia. 
Dos campeones mundiales con todas las de las leyes.
Dos anécdotas son relatadas por el periodista de la época, la del “chueco” Romero. Había perdido el ómnibus en que iba la delegación a jugar contra el seleccionado de Rocha y él quería estar presente para seguir colaborando con los niños lisiados. Cuando había perdido las esperanzas encontró a un amigo suyo que tiene auto, lo entusiasmó y en dos horas estuvieron en la ciudad del este.
El “negro” Burgueño es afecto a las bromas; y tiene gran poder la imaginación. Si no vean esto, juega un amistoso contra un club de su mismo barrio y gana el que defiende él. La muchachada no se conforma y lo espera durante varias noches para darle la “biaba” pero “Juancito” llega siempre acompañado.
Hasta que una noche oscura baja sólo del ómnibus y la paliza está al acecho. Se le ocurre entonces una idea genial saca tres cigarrillos, los enciende se pone uno en la boca y uno en cada mano y los muchachos que están en la esquina murmuran “Dejálo que viene con dos más”. 
Muchachos sencillos bohemios, notables jugadores, Burgueño y Romero aportaron para nuestro fútbol y también para La Unión, se merecen un recuerdo grande de los uruguayos.
Don Domingo Lombardi llenó todo un ciclo deportivo. Desde niño tuvo una gran inclinación por la educación física.
Fue un deportista integral. Practicó deportes tales como Fútbol, jugador del Reformer, Basket Ball, Balón y Atletismo, lanzamiento de bala y martillo. 
Fue fundador del Club Unión del que fue gran propulsor y presidente por varios ejercicios. Fue miembro o presidente de casi todos los colegios tribunales y federaciones deportivas de nuestro medio. Reconocido por todos, por su espíritu de ecuanimidad y justicia, de destacó siempre en el desempeño de sus funciones. 
Además fue representante uruguayo y de otros países en congresos internacionales. 
Fue juez de Fútbol, Boxeo, Walter Polo, Basket Ball, Vóley Ball, Balón, de largada y jurado de las Federaciones Atlética y de Natación. 
Alguien una vez dijo, “Le faltó ser Juez de Paz”. 
Su personalidad más conocida es la de juez de fútbol. Funciones que desempeñó desde 1920 a 1935. Partidos internacionales o de importancia, le eran confiados, en seguridad de que los mismos contarían, con buen arbitraje y correcto desarrollo. 
Uruguay estuvo honrosamente representado por intermedio suyo en la Olimpiada de Ámsterdam y en el Primer Campeonato Mundial de 1930.
Los Gómez fueron calidad y herencia. 
Washington fue a los tres años a La Unión, y Walter nació en el barrio. 
¡Qué calidad la de los Gómez!
Querían a la pelota como a un ser querido; nada de pegarle fuerte, Suave acariciándola como a una novia o a una madre. Nacieron para ser cracks y vaya si lo fueron. 
Walter fue admirado en Caracas cuando ya contaba con 37 años. 
Washington jugó Cerro, Nacional, River Plate, Banfield, y Racing argentinos; en este último cuando la delantera formaba con SalviniMéndez, Bravo, Simes y Sued. Salieron campeones y dictaron cátedra.
El “Chongo” fue un valor excepcional en una época en que para jugar de centrojás  había que tener calidad y algo más. Dejó el fútbol prematuramente a los 28 años. Porque una lesión a los meniscos no fue bien curada. ¡Qué lástima! 
Su hijo Wáshington Gómez ya jugaba en la cuarta de Sudamérica cuando tenía 17 años. 
Su padre era su mejor consejero también lo fue para Walter. 
Hay que ir despacio que es la manera de arribar más rápido. Y el pibe llegará; con ese apellido.
Walter el muchacho retraído, parco, que nunca se inmutó por los grandes triunfos y actuaciones sensacionales. 
A los 17 años recibió una gran ovación de los aficionados porteños, cuando se hermano lo fue a felicitar, le preguntó ¿Jugué bien? 
El mismo Walter Gómez que después de triunfar en Central y llenarse de gloria en Nacional fue a Buenos Aires a defender nada menos que al millonario River Plate. Y allá se impuso un slogan; fue muy famoso: “La gente ya no come por ver a Walter Gómez”.
Y los contras esperaban una derrota para la réplica: “La gente ya comió, el Walter no se vió”.
Después a Italia y otra vez a Nacional, con más años pero igual calidad.
Claro el cuadro no salió campeón y él debió tomar el rumbo de tantos otros. Y marchó a Colombia y mostró su calidad. Después pasó a Caracas y salió campeón con el Galicia. Ya no tenía la velocidad de antes pero mantuvo inalterable la clase que le dio justa fama. La clase que fue patrimonio de los Gómez.
En todos los barrios de Montevideo nacieron cracs y hay muchas pruebas que así lo atestiguan.
Pero debe ser La Unión de los barrios que más aportó para el glorioso fútbol uruguayo; en distintas épocas, pero en igual calidad. Algunos nacidos y criados en la zona, otros que tuvieron un pasaje bastante pronunciado, dejando una secuela de recuerdos gratos, cuando buscaron otros horizontes. Vienen así a la memoria del cronista de la década de los sesenta, los nombres de Pablo Terevino, Pedro Ospitaleche, Juan Antonio Ceriani, Pascual Paola, Pedro Urtiaga, Pedro Balparda, después Severino Varela, Ernesto Mascheroni, Secundino Arrascaeta, Nicolás y Pedro Falero, Washington y Walter Gómez, Walter y Julio César Britos Luis Ocampo, Raúl Sarro, los Sagastume, Stratta, el “Fito” Piñeiro Angel Lotero, Paulino Silva, Carlitos Romero, Juancitro Burgueño, los hermanos Julius, Juan Carlos Berdías, Bardanca, Monteil, Brienza, Vilariño, Podesta, Guzmán González. 
Y la brillante actuación de Ruben González un jugador de un fútbol estilizado. Tomás Rolán, clase y guapeza mostrando los dos en Buenos Aires la calidad inigualable que es patrimonio de los grandes. 
Roberto Sosa el carolino que sentó sus reales en el barrio el “peladito” Ramos, Núber Cano, campeón mundial con Peñarol, Roque Fernández que junto al gran Walter Gómez sacó campeón a un equipo de Caracas dirigido por Julio César Britos.
Oscar Moreira tuvo su iniciación deportiva de forma curiosa. A la edad de 10 años y teniendo reumatismo articular el profesor Baletta le envió a hacer ejercicios, a correr a transpirar. Allá por 1932 en la Plaza de Deportes Nº5 viendo correr a Adolfo Sáenz, se ponía a correr detrás. Este cuando lo empezó a ver siempre tras él, comenzó a aconsejarlo y luego lo llevó a Atenas.
A Moreira sólo le interesaban los ejercicios de salud. Más tarde, debido un poco a sus amigos empezó a especializarse. 
En 1938 debutó en menores absolutos. En 1935 con 16 años se clasifica Campeón Nacional de 5.000 y 10.000 metros. Tuvo una ascención rápida. Carreras y campeonatos nacionales fueron ganados en forma casi sucesiva.
En el campo internacional debuta en el Rioplatense de 1937. En 1939 participa en el Campeonato Sudamericano de Lima, y de 1941 al 45 interviene en varios sudamericanos y campeonatos especiales.
En 1945 entra segundo en la San Silvestre. Al año siguiente 3º y en 1947 ocupa el primer puesto. En el sudamericano de Lima de 1949 corre en todas las distancias desde 1.500 metros hasta la maratón de 21 kilómetros entrando en los 2do, y tercer puestos. Dio 26 puntos para Uruguay el máximo puntaje individual del certamen.
Y estableció el record Nacional de los 10.000 metros. 
En 1950 se clasifica Campeón Sudamericano de 5.000 y 10.000 metros. Al año siguiente durante tres meses defendió los colores del Vasco DaGama del Brasil. Luego regresó y corrió en forma esporádica y con suerte variada hasta 1956.
El “Macho” Sáenz como todos los deportistas de La Unión forjó su personalidad en la Plaza de Deportes Nº.5.
El atletismo fue y es, su gran pasión. 
Se inició a los 16 años y durante casi dos décadas fue el dominador absoluto en lo nacional de las competencias de aliento. Fue campeón nacional por varios años de 5.000 y 10.000 metros. Para ser más gráficos digamos que se aburrió de ganar carreras. 
Su destaque no se cimentó en un estilo pulido ni en sus condiciones técnicas sino que se debió a su excepcional resistencia física.
Sáenz siempre tuvo perros y existe una anécdota que dice que se entrenaba con ellos. La verdad es que en muchas noches se le veía haciendo footing con sus perros, pero el verdadero entrenamiento lo realizaba en la Plaza donde casi diariamente por espacio de horas corría incansablemente. Su actividad deportiva fue muy prolongada. 
A los 56 años quiso participar en la Travesía de las Playas, que ganó Osvaldo Suárez. Sin ficha médica se le impidió actuar oficialmente. No obstante bajo su responsabilidad, realizó todo el recorrido de la prueba, finalizando entre los 20 primeros, delante de más de 60 atletas.
Los Britos fueron “Canillitas, jugadores de fútbol y campeones del Mundo”. Tal vez Julio César fue menos bohemio y por ello llegó más lejos. Pero Walter Britos le pegaba lindo a la redonda luciendo las casacas de PeñarolDodge, Nacional, Platense, Liverpool y el Danubio que subió a primera jugando él. No habrá llegado como su hermano, pero su recuerdo está en la mente de muchos aficionados por sus corridas, sus tiros al arco su gorrita y sus dichos. Hablar media hora con él, significaba olvidarse de presupuestos aumentos de productos esenciales y de la fija que perdió por ventaja mínima. 
Si es con una grappa con limón al lado mucho mejor. 
Julio César está mucho más reposado se dedicó por entero al fútbol y triunfó. Como jugador y después como técnico, Jugó en Peñarol y también en Nacional y fue suplente dignísimo suplente de Edgardo Alcides Chiglia en la gesta histórica de Maracaná.
Muchas veces salió campeón era efectivo y técnico. De los mejores punteros que hubieron en el Uruguay.
Dogomar Martínez  nació en la Comercial y aunque no vive allí más adelante, siempre volvió porque en más de una esquina tenía ruedas de amigos que no lo olvidaban y que él no olvidaba. Con emisión Dogomar recordaba en una entrevista la provisión de su padre en Pagola 2001 y en Justicia 2020 y 2071, porque en esa zona se desarrolló su infancia y juventud.
Barrio tranquilo de buenos vecinos que debieron de tener alguna cuota de responsabilidad en el carácter bondadoso de Dogomar que supo cumplir hasta en el ring. 
Funcionario Público y empresario de boxeo profesional tuvo junto a Juan Mañana la programación de los combates que se realizaban en el Palacio Peñarol.
No vamos a trazar una biografía de Dogomar Martínez ni rehacer su trayectoria de su campaña boxística, son inolvidables para todos los uruguayos de una época.
Lo dijo Archi Moore “En seis meses de trabajo de gimnasio para adecuarlo hubiera quedado a punto para medirlo con Harold Johnson y Floy Paterson con posibilidades serias de disputar el cetro mundial”.
Años de triunfos deportivos, de cracs de fútbol, de boxeadores guapos, de figuras destacadas en todas las disciplinas del deporte.
Uruguay era un país de trabajo, de proteínas rojas, de buena comida, de tres platos diarios, de horas de Plaza de Deportes. 
Había Plazas de Deportes, en cada Barrio, en cada ciudad, Pueblo o Villa del interior. 
A estas Plazas de Deportes concurrían una profesora y un profesor de educación Física. 
Cada Plaza tenía barras, plinto, potro, cancha de básquetbol, pista de carreras alrededor, era obligatorio para los estudiantes de liceo y de escuela industrial concurrir una vez a la semana a las clases de gimnasia. Y a fin de año siempre se competía a niveles departamental y nacional de acuerdo a las virtudes de cada grupo. 
ERAN BANDADAS DE JÓVENES DE BUZO Y PANTALÓN BLANCO, NO ERA NECESARIO PAGAR CUOTA, O ESTAR INSCRIPTO EN UN GIMNASIO PARTICULAR COMO SUCEDE HOY, SI NO SE QUIERE USAR LA PLAZA DE DEPORTES SI ES QUE EXISTE PARA IR A SENTARSE A TOMAR MATE.
TAMBIÉN EL DEPORTE SE TERMINÓ PARA LOS HIJOS DE LOS OBREROS Y LAS EMPLEADAS.
AHORA ES UNA ACTIVIDAD ELITISTA, PROHIBITIVA PARA QUIENES TIENEN  MARCADO SU DESTINO CON LA PASTA BASE O EL ALCOHOL. 
QUIEN QUIERAN HACER DEPORTE DEBERÁ CONCURRIR A UN COLEGIO PRIVADO, PAGAR UN CLUB, UN GIMNASIO, Y ASÍ NOS VA EN EL DEPORTE.
LA NATURALEZA NO ES COMO EL DESTINO QUE HACE QUE HAYA QUIENES NACEN EN CUNA DE ORO. 
PERO ESO NO HACE QUE VENGAN AL MUNDO CON MAYORES CONDICIONES QUE LOS POBRES PARA DESTACARSE EN ALGO EN LA VIDA. 
UN PAÍS PIERDE CIENTOS DE MILES DE POSIBLES VIRTUOSOS DEPORTISTAS POR FALTA DE OPORTUNIDADES EN LA VIDA.