“PARA QUE CADA UNO PIENSE:
EN ‘MAÑANAS DE RADIO’ TAMBIÉN HAY DIOSES”
Entrevista al profesor de Filosofía, Luis Maseda; 24 de marzo de 2021.

“Entre el vivir el momento y la espera hay una gran incógnita, una gran equis, una variable que debemos despejar para encontrar el justo punto medio”, reflexionó el profesor de Filosofía Luis Maseda en ‘Mañanas de Radio’ al culminar su intervención, que dedicó a conversar con la audiencia sobre la búsqueda eterna, el carpe diem y la espera. “Hay gente que vive corriendo todo el tiempo detrás de las cosas , buscan desesperadamente satisfacer su deseo, otras personas saben esperar, esperan, cultivan la espera, incluso pueden ver el horizonte lejano, pueden plantearse una utopía, un futuro que no es realizable”, comentó. Y al concluir, dejó un mensaje “parafraseando a Heráclito -para que cada uno piense- que en ‘Mañanas de Radio’ también hay dioses”, dijo. Transcribimos la nota que puede escuchar aquí:
https://archive.org/details/prof.-luis-maseda_202103

María de los Ángeles Balparda: Estamos con Luis Maseda de invitado y estamos con la filosofía aquí sobre la mesa.

Luis Maseda: Buenos días a la audiencia. En estos tiempos no es fácil elegir la música.

 

MAB: Entramos con un tema “Búsqueda eterna”, “Carpe diem” y “La Espera”

LM: Empezamos con una canción que nos introduce en el tema porque esta canción romántica de la década del ’70, Sergio Denis dice algo a uno de los aspectos de la charla al carpe diem. Carpe Diem es una alocución latina que significa “Aprovecha el día” y esta canción que la vida es hoy y estás aquí. Es una invitación explícita a vivir el momento y agrega que no sabremos sobre el mañana y no pensamos lo que será. Seremos dueños de este presente, ser dueños de este presente es ser dueño de nada porque el presente se diluye permanentemente. Tiene que ver con esto de no dejar para después, vivir cada día como si fuera el último día.

 

MAB: Está lleno de expresiones, el ‘no dejes para mañana lo que puede hacer hoy’.

LM.: Es una traducción, una interpretación de esto de aprovechar el día.
Yo me acuerdo de una película “La sociedad de los poetas muertos” donde el profesor invitaba a los alumnos, frente al retrato de todos los que habían pasado por el colegio y les decía que estos que están acá son polvo, ya no existen más ‘carpe diem’, aprovecha el día y la repetía una y otra vez esa sentencia.
Esta canción dice algo más que se aleja un poco de ese presente y le dice a la mujer “Aunque no estés, ya no te irás” y uno se queda pensando ahí cómo viene la mano porque se fue pero esta.
Esto digamos para poder contestar esto que es un poco enigmáticos tenemos que ir un poco a los inicios de la vida, acá vamos a entrar en una consideración que hace Jaime Barylko que dice en un libro “Yo y tu el mundo” y dice: “Nace el bebé y ya no es uno, es dos.  Él y su madre. Vive entonces, buscará eternamente un par de ojos que lo registren, que lo acojan, que le den calor, buscaremos aquella madre, hombres y mujeres toda la vida”
En eso consiste la vida, el resto es cotillón.
Yo me río a veces porque la academia desprecia tanto a Jaime Barylko y tiene cosas tan profundas como estas; “Decimos que el sentido profundo de la vida es la búsqueda de aquella relación primigenia que tuvimos con nuestra madre y que el resto de la vida – dice él – es cotillón” realmente uno se queda pensando.
Yo lo voy a unir con una frase de Freud del año 1930 en el año que muere su madre, la madre de Freud que lo tuvo cuando era bastante joven muere en 1930 y Freud dice cuando se entera de la muerte de su madre: “Yo no podía morir mientras ella viviera, ahora en cambio puedo morir”. Lo que está diciendo Freud es que tiene una relación muy profunda con ese ser, tan profunda que mientras ella viviera él no podía morir, pero como ella ha muerto, él ahora puede morir, una frase también que tiene una profundidad y un alcance que por momentos nos supera.

 

MAB: Es una expresión porque la siente, pero por una cuestión lógica de la vida primero mueren los padres y luego los hijos, el hijo no puede darle el derecho de morir antes que los padres.

LM: Acá de lo que habla es solo de la madre.

 

MAB: Ese par de ojos que lo vio.

LM: Exactamente. Lo que dice Freud en otra obra que el objeto que uno encuentra en la vida, el objeto que uno busca nunca coincide con el objeto que se busca. La búsqueda del primer objeto del amor, la recuperación de la madre o de la función materna es un resorte que nos mueve a través de toda la existencia.
Es una búsqueda de la naturaleza inconsciente, por eso los lacanianos dicen que “el deseo nunca se deja atrapar”.

 

MAB: ¿Quiénes son los lacanianos?

LM: Son los partidarios de Jacques Lacan, un psicoanalista francés que plantea una re lectura de Freud que da vuelta patas arriba la teoría freudeana.
Hay una búsqueda incesante, eterna y acá voy a la primera parte de nuestra charla de esa figura materna, esa primera relación. Algunos psicoanalistas van más lejos, que no solo se quiere volver a la relación con la madre sino incluso volver al vientre de la madre, por eso por ejemplo nos gusta mucho mirar el mar, el mar es un símbolo del vientre materno.
La pregunta es si hay que vivir el momento o hay que saber esperar. ¿Es mejor vivir cada día como si fuera el último o no es sano pensar así?
¿Hay que disfrutar el momento o por el contrario forjar proyectos a mediano y largo plazo?

 

MAB: Vamos con una lectura que nos sorprende esta vez Maseda y nos trae a Gabriel García Márquez de “El Coronel no tiene quien le escriba” y dice:
“El coronel destapó el tarro de café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata.
Mientras esperaba a que hirviera la infusión, sentado junto a la hornilla de barro cocido en una actitud confiada e inocente expectativa, el coronel experimentó la sensación de nacían hongos y lirios venenosos en sus tripas. Era octubre. Una mañana difícil de sortear, aún para un hombre como él que había sobrevivido a tantas mañanas como esa, durante cincuenta y seis años —desde cuando terminó la última guerra civil— el coronel no había hecho nada distinto de esperar. Octubre era una de las pocas cosas que llegaban”.

LM: Acá tenemos la actitud de un hombre que espera. Hay personas que en esta vida prefieren esperar, intentan escoger el mejor momento para ahí si disfrutar plenamente para conseguir grandes logros.
Hay una frase muy agudo de Jaime Barylko que dice: “La gente suele esperar circunstancias extraordinarias, momentos especiales, maravillas que revolucionan la vida y nos pongan en la mano el pájaro azul”, esa gente que espera esos momentos mágicos, extraordinarios que nos cambian, que nos deslumbran.

 

MAB: Esperando la gran cosa.

LM: Son actitudes y frente a eso está carpe diem, es el vivir cada día, pero aprovechar el día. Quien recoge este guante de aprovechar el día y el momento es el estoicismo romano.
Te acordás que nosotros hablamos de los estoicos y decíamos que los estoicos es una escuela filosófica que surge en el Siglo III A.C. en Atenas con Zenon, que se prolonga hasta la época Romana. En la época Romana hay tres figuras principales Séneca, Epicteto y Marco Aurelio Antonino y lo particular de este filósofo estoiciano además de dedicarse a la filosofía fue emperador Romano, era General entonces sus meditaciones filosóficas transcurrían en el momento que le quedaba entre la administración del imperio contra los bárbaros del Norte que se le venían arriba. Él en medio de la batalla reflexionaba.
¿Qué cosas decía Marco Aurelio? Que vivió entre el 121 y el 180 D.C. donde el estoicismo ya estaba fuertemente influenciado por el cristianismo.
Decía Marco Aurelio: “Tal como si ya debieran abandonar la vida así deberías hacer, decir y pensar cada cosa. La perfección moral es esta, vivir cada día como si fuese el último, como si fuera la última de tu vida así realizarás cada una de tus acciones, con el fin que así con pureza y conciencia te sorprenda la última hora”

 

MAB: Habla de no guardarse nada, muchas veces uno piensa que no pase tal cosa.

LM: Hoy los jóvenes dicen vivir al palo. Uno lo diría al mango. Esto lo proponía en el Siglo II Marco Aurelio Emperador y filósofo romano histórico.
En estos momentos de pandemia y de conmoción pueden orientarnos en un sentido o en otro de esta pregunta. Hace unos días me decía una amiga; voy a cenar en un lugar cerrado, pero yo le decía, ¿te convendrá salir a un lugar así? Y me dice: Lo que pasa es que yo este año perdí por Covid-19 a dos amigos entonces yo considero que tengo la oportunidad de pasar un buen momento, yo lo voy a hacer porque hay que disfrutar el momento, lo que se nos presenta y eso es la vida.
De alguna manera en resumen es carpe diem, “vive el momento”.

 

MAB: Que no quiere decir que es vivir superficialmente.

LM: No. Uno puede vivir, aprovechar el día en cultivarse a uno mismo, en forjar una amistad, en ser solidario, luchar por un ideal, pero la contrapartida de esto es que si nosotros vivimos con una intensidad demasiado fuerte el presente, si somos dueños del presente y nada más que del presente, ¿qué pasa con el futuro?

 

MAB: “El Coronel no tenía quien le escriba” dice:
“Siempre la misma historia. Cada vez que el coronel la escuchaba padecía un sordo resentimiento.
-Esto no es una limosna, dijo. No se trata de hacernos un favor. Nosotros nos rompimos el cuero para salvar la República.
El abogado se abrió de brazos.
-Así es, coronel —dijo—. La integridad humana no tiene límites.
También esa historia la conocía el coronel. Había empezado a escucharla al día siguiente del tratado de Neerlandia cuando el gobierno prometió auxilios de viajes e indemnizaciones a doscientos oficiales de la revolución. Acampado en torno a la gigantesca ceiba de Neerlandia un batallón revolucionario compuesto en gran parte por adolescentes fugados de la escuela, esperó durante tres meses. Luego, regresaron a sus casas por sus propios medios y allí siguieron esperando.
Casi sesenta años después todavía el coronel esperaba”.

LM: Para los lectores además de recomendarles el libro que es una obra maestra les comentamos que lo que estaba esperando el Coronel era una pensión por su participación en las guerras civiles  pero casi sesenta años y no venía la pensión.
Una pista para contestar esta pregunta si hay que vivir el día o por el contrario el hay que saber esperar tiene que ver con la sociedad de consumo en la que vivimos, el consumismo y ver hacia donde nos empuja.
Para eso nosotros vamos a recurrir a un texto clásico de (Zygmunt) Bauman que se llama “Los retos de la educación en la modernidad líquida” y allí Bauman dice que durante el surgimiento del capitalismo el hábito de ahorrar y esperar a disfrutar el fruto del trabajo, fue uno de los pilares de la acumulación capitalista. En este sentido, Bauman cita a Max Weber y dice que Max Weber “había elegido la postergación de la gratificación como la virtud suprema de los pioneros del capitalismo moderno y como la fuente primera de su asombroso éxito”.
Esa esa es la visión que tiene Max Weber sobre la acumulación capitalista.
Ahora bien, ¿qué pasa en nuestra sociedad?
Acá Bauman acuña un concepto que es ‘el síndrome de la impaciencia’ y cita un artículo que apreció en el Washington Post, el 2 de enero de 2001, de una tal Caroline Meyer, que informaba sobre una amplia variedad de productos que habían invadido los supermercados estadounidenses durante el año anterior, descritos como producto de comida rápida que ahorran tiempo y esfuerzo y pueden consumirse instantáneamente sin complicaciones.
Eso pasaba hace 20 años en Estados Unidos, hoy lo vemos acá en Uruguay.
Las comidas rápidas fastfoods (comida rápida) que ahorran tiempo y esfuerzo, ya está todo hecho, porque lo que se busca es la gratificación inmediata.
Esperar -dice esta Caroline Meyer-, “esperar se ha convertido en una circunstancia intolerable” y dice Bauman: “Yo lo hablaría más precisamente del síndrome de la impaciencia”.
O sea que en la sociedad en la que vivimos existe el síndrome de la impaciencia, que es la imposibilidad de esperar, la búsqueda de la gratificación inmediata.
“Cuanto más alto esta uno en la escala social menos espera, los que están abajo de la pirámide social -dice Bauman- son los que más tienen que esperar porque el esperar es una estigma de inferioridad”.

 

MAB: Pero le han inventado la idea de hacerle creer al que está ahí abajo que no espera, que él también tiene derecho y acceso a eso. Se toma como un derecho el no esperar.

LM: En nuestros días -dice Bauman- “toda demora, dilación o espera se ha transformado en un  estigma de inferioridad”, es algo que nos marca como seres inferiores.
El tiempo, el gastar el tiempo, se considera un ataque a nuestra libertad y a los derechos humanos; porque se busca la satisfacción inmediata.
O sea que en esta sociedad consumista, lo que se busca es que los deseos se satisfagan en forma inmediata. No para la auto realización de las personas, sino para beneficios de las empresas.

 

MAB: Vos pagas para eso.

LM: Exactamente.
También este es un elemento que nos puede llevar a reflexionar acerca de esto de vivir el momento, cómo esto puede ser utilizado en el marco de la sociedad que vivimos, para generar ganancias a los que siempre tienen ganancias.

 

MAB: García Márquez y “El Coronel no tiene quien le escriba”
“-Qué se puede hacer si no se puede vender nada, repitió la mujer.
 -Entonces ya será veinte de enero, dijo el coronel, perfectamente consciente. El veinte por ciento lo pagan esa misma tarde.
-Si el gallo gana, dijo la mujer, pero si pierde. No se te ha ocurrido que el gallo puede perder.
-Es un gallo que no puede perder.
-Pero suponte que pierda.
-Todavía faltan cuarenta y cinco días para empezar a pensar en eso —dijo el coronel.
La mujer se desesperó.
-Y mientras tanto qué comemos, preguntó, y agarró al coronel por el cuello de la franela. Lo sacudió con energía. -Dime, qué comemos.
El coronel necesitó setenta y cinco años -los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto- para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder.
-Mierda”

LM: Y así termina el Coronel.

 

MAB: La mujer lo agarra del cuello.

LM: ¡Qué obra!
Bueno, hoy hablábamos de Barylko y decía Barylko que la gente suele esperar circunstancias extraordinarias, momentos especiales, maravillas que revolucionan la vida.
Dice Jaime Barylko: “Ese es el error, el no querer vivir todas las horas, todos los lugares, todas las cosas”.
Acá de alguna manera el filósofo toma partido por una de las posiciones.
Viene bien una anécdota de Heráclito de Éfeso, que hemos hablado aquí de una respuesta que Heráclito da a unos extranjeros que van a la ciudad de Éfeso a conocerlo y que quieren tomar contacto con el gran sabio, con el gran filósofo. Cuando los tipos se acercan, los extranjeros estos, lo vieron calentándose cerca de un horno, se detuvieron, se sorprendieron de ver al filósofo que suponían que lo podrían encontrar reflexionando, meditando; calentándose al lado de un horno de pan porque tenía frío. Ni siquiera estaba haciendo pan, estaba tratando de calentarse el cuerpo porque tenía frío.
Heráclito les infundió valor invitándolos a entrar y les dijo: “También aquí hay dioses”.
¿Qué quiere decir esto? Porque la visión de un pensador con frío es poco interesante.  Vos al ver un gran filósofo o un grande cuya fama atraviesa los mares y lo encontrás muerto de frío al lado de una estufa, es poco interesante.
Vos ibas a buscar algo extraordinario, ese momento sublime, y encontrás a un tipo que tiene frío que se está calentando, ¿por qué esa respuesta animándolos a pasar?
Lo que quiere decir es que ese lugar cotidiano, ordinario, sencillo si se quiere, seguro para el hombre también pueden anidar la incertidumbre, también puede anidar lo que sale fuera de lo común, lo extraordinario, lo incierto, lo peligroso, porque si uno habla de dioses habla de algo superior, algo que está por encima nuestro, que nos supera. Heráclito tiene la inteligencia de decir que en las cosas cotidianas, en los lugares más insospechados, puede habitar lo extraordinario, lo misterioso, lo extraño. Por eso les dice ‘vengan, también aquí hay dioses’, al lado de este horno…

 

MAB: Tenés que estar dispuesto a encontrarlo ¿no?

LM: Exactamente.
No esperemos los momentos extraordinarios, no esperemos ver al filósofo en su gran meditación sino que atengámonos a lo cotidiano porque lo cotidiano, en lo seguro, en lo más sencillo, puede estar lo más profundo.

 

MAB: Que útil es ese razonamiento.

LM: Muy útil.
 

MAB: “La valoración del momento. Hay momentos especiales, las luchas sociales por ejemplo el Che en aquel momento se arriesga porque sabía que podía perder la vida. Los estoicos se contradicen con los hedonistas ya que los hedonistas tienen la finalidad de la búsqueda del placer”, dice José.  
Hay otro oyente que dice: “No vivo el día como si fuera el último, trato de que me rinda, es más tengo más proyectos que recuerdos”, dice Willy.
Horacio dice: “La vida es una partida de ajedrez hay que hacer una buena apertura en el medio juego, pequeñas acciones para concretar medias y largas metas. Si llegás al final tenés que jugar bien para solo pensar en ganar con final tranquilo”.

LM: Yo no se jugar al ajedrez, no puedo interpretar lo que plantea.
Me gustaría contestarle a José, que plantea eso de los hedonistas y los estoicos. Cuando estamos hablando del estoicismo en el programa de hoy, estamos hablando del estoicismo de la última época, el estoicismo romano que está fuertemente influido por el cristianismo. Por lo tanto, esto de prepararse para la obra suprema y estar con la conciencia tranquila en el momento fundamental de alejarse de la vida, es porque subyace una concepción cristiana de una vida más allá de esta vida, la vida ultra terrena en la que me encuentro con Dios.
El estoicismo romano supera al panteísmo del primer estoicismo.
En ese sentido no podemos decir que haya una coincidencia con los hedonistas, le contesto a José que creo que es un colega de filosofía con el cual nos conocemos desde hace muchos años, a veces nos peleamos filosóficamente.
Cómo cerrar el programa de hoy…
Entre el vivir el momento y la espera hay una gran incógnita, una gran equis, una variable que debemos despejar para encontrar el justo punto medio.
Hay gente que vive corriendo todo el tiempo detrás de las cosas , buscan desesperadamente satisfacer su deseo, otras personas como el Coronel de García Márquez, saben esperar, esperan, cultivan la espera, incluso pueden ver el horizonte lejano, pueden plantearse una utopía, un futuro que no es realizable.
Entre una y otra actitud que son actitudes conscientes, está la búsqueda de nuestro primer objeto de amor de aquella madre que nos nutrió, nos cobijó y nos produjo las primeras experiencias placenteras, a ese amor yo creo que siempre estamos volviendo, sin saber.
Me gustaría dejar un mensaje parafraseando a Heráclito para que cada uno piense que en ‘Mañanas de Radio’ también hay dioses.

 

A.B: Gracias por haber venido.

LM: Gracias a ustedes.