23 de octubre de 2006

MENSAJE DE LA 36

“LA REVOLUCIÓN HÚNGARA”
“Se conmemoró la contrarrevolución en Hungría”

Probablemente para muchos comunistas y personas de izquierda, la mención de los nombres de Brézhnev y Gorbachov, les traiga a la memoria el periodo de transición del comunismo al capitalismo en la ex Unión Soviética y la desaparición del socialismo real y de muchos partidos comunistas del mundo.
En cambio, el sucesor de Brézhnev es un hombre del que menos información se tiene. Tal vez, esa sea la razón por la cual -tanto en la ex Unión Soviética como en otros países- existen criterios muy diferentes acerca del papel histórico que le correspondió desempeñar a Yuri Vladimirovich Andrópov.

La impetuosa carrera política de Yuri Andrópov comenzó durante el gobierno de José Stalin. En 1936 a la edad de 22 años Andrópov pasó a desempeñar el cargo de secretario de la célula del Komsomol en la escuela de peritaje de Ríbinsk ciudad de la provincia de Yaroslavi.
Dos años después era primer secretario del Comité del Komsomol de dicha provincia.

A los 26 años, después de la guerra con Finlandia al constituirse la República de los Corelios y Fineses, Andrópov fue designado primer secretario del Comité Central del Komsomol de la flamante República.
Durante la guerra entre la URSS y Alemania no fue enviado al frente, sino que se le encomendó la formación de destacamentos guerrilleros, labor esta que -de hecho- fue llevada a cabo por los organismos del Comisariado del Pueblo.
De modo que Andrópov entró por primera vez en contacto directo con el Ministerio del Interior.

En 1944 Andrópov fue nombrado segundo secretario del Comité del Partido de la ciudad de Petrozavodsk durante tres año para después ascender a segundo secretario del Comité Central del Partido Comunista de la República.

En 1951 fue promovido al Comité Central del Partido Comunista de la ex Unión Soviética. Al morir Stalin en marzo de 1953 se produjo una reorganización en las instancias superiores del Partido y tuvieron lugar numerosos traslados de dirigentes. A manera de ejemplo Brézhnev quien cinco meses atrás había pasado a engrosar la lista de los dirigentes superiores, perdió su puesto de candidato a miembro del Presidium y de Secretario del Comité central del Partido Comunista de la Unión Soviética. Al ser relegado como jefe de Dirección Política del Ejército y la Marina de Guerra soviéticos. Así la reforma de la infraestructura administrativa del Partido también llegó a Andrópov quien fue trasladado al Ministerio de Relaciones Exteriores de la URSS.
Al poco tiempo Andrópov fue nombrado Embajador en Hungría

Hoy en el 2006 unos 2 mil policías evacuaron, de madrugada y por la fuerza, la plaza Kossuth, la principal de Budapest capital de Hungría donde unos 300 manifestantes opositores de la derecha fascista buscaban hacer sentir su presencia en los actos por el 50º aniversario de la contra revolución contra el por entonces régimen comunista.
Las ceremonias pusieron nuevamente bajo luz la convulsionada situación política de Hungría.

Tras varios días de negociaciones, la policía había decidido, el viernes, dejar que los manifestantes de la plaza que piden la renuncia del primer ministro se quedasen en el lugar durante los actos. Pero habían puesto como condición que los manifestantes dejasen inspeccionar el lugar y que se instalase una puerta de seguridad.

Finalmente el acuerdo no se concretó y las autoridades hicieron evacuar la plaza con fuerza pero sin violencia, aunque algunos de los manifestantes debieron ser levantados uno por uno de la inmensa carpa que se negaban a desmontar.

Es una señal de que no será un día fácil para el oficialismo húngaro. Sucede que el liderazgo opositor ha decidido boicotear parcialmente las ceremonias oficiales y convocar a actos separados. El principal punto de fricción es el premier liberal, socialista, Ferenc Gyurcsany, quien semanas atrás admitió haber engañado al pueblo para ganar la reelección, en las elecciones de abril, afirmando que el estado de la economía era óptimo. Hubo tres semanas de protestas reclamando la caída del gobierno.

El caso fue aprovechado por sus rivales de la derecha húngara agrupados en el Fidesz, el principal partido de la oposición, lo que contribuyó a generar un clima de tensión que se incrementa con el recordatorio oficial por la insurrección, cuyos actos centrales iniciados ayer, domingo culminarán hoy con la presencia de representantes especiales de 46 países, entre ellos el presidente alemán, Horst Koehler, y los reyes de España y Noruega.

El levantamiento húngaro estalló el 23 de octubre de 1956 y fue liquidada por los tanques soviéticos el 4 de noviembre. Fue el primer levantamiento contra Moscú entre los países del sistema socialista afines a la línea del Kremlin.

Antes de comenzar los actos del 50 aniversario del alzamiento húngaro contra el poder soviético, se registraron enfrentamientos en la plaza Kossuth de Budapest, que fue desalojada tras un mes de ser el escenario de las protestas en contra del primer ministro socialdemócrata, Ferenc Gyurcsány.

Durante los incidentes, las fuerzas de seguridad han llegado a disparar con balas de goma contra los manifestantes, según la prensa internacional.
La policía desalojó la plaza Kossuth y sus alrededores después de que los manifestantes incumplieran lo acordado con las fuerzas de seguridad sobre cómo se desarrollarían las protestas durante las celebraciones, informó la capitanía de la capital.
Según ese acuerdo, la policía rodearía la plaza y los concentrados se habían comprometido a pasar un control de las fuerzas especiales para garantizar la seguridad.

El informe policial señala que “los manifestantes incumplieron lo pactado y los agentes no pudieron controlar el terreno”, por lo que la plaza fue desalojada.
Los medios húngaros informan de que algunos de los congregados habían hecho el domingo un llamamiento a la “resistencia” contra las restricciones policiales y a una “movilización”, pero un portavoz de los manifestantes desmintió a la agencia MTI que hubiera planes violentos.

Unas 2.000 personas estuvieron durante la noche en la Plaza Kossuth y, según la prensa local, pocos manifestantes se enfrentaron con la policía, aunque dos de ellos fueron detenidos, y la plaza fue desalojada.
En los actos conmemorativos de los 50 años de la revuelta húngara participan 56 delegaciones extranjeras. La ceremonia en el Parlamento de Budapest congregó a invitados de más de medio centenar de países, entre ellos el rey Juan Carlos I de España, el presidente de la Comisión Europea, José Barroso, o el presidente alemán, Horst Koehler, así como los presidentes de Portugal, Austria, Irlanda y Ucrania.

En su discurso, el primer ministro Ferenc Gyurcsany hizo referencia a los conflictos internos en el país. “La lucha de 1956 giró en torno a la libertad, la de 2006 en torno al orden de la libertad, la democracia”, explicó.
Según afirmó el político socialista, mientras que por aquel entonces, bajo condiciones dictatoriales, no hubo más escenario de disputas que la calle, hoy el lugar de debate es el Parlamento elegido democráticamente.
Desde hace cuatro semanas se llevan a cabo manifestaciones en la plaza del Parlamento en demanda de la renuncia de Gyurcsany, después de que el primer ministro admitiera en un discurso pronunciado en el seno de su partido en mayo que había mentido sobre la situación presupuestaria real del país para no poner en peligro su reelección.

Cuando en 1956 estalló el levantamiento en Hungría, es de imaginar la grave situación para la carrera de un Embajador soviético como Yuri Andrópov.
Andrópov podría podía verse acusado de no haber avisado de la inminencia de los acontecimientos contrarrevolucionarios, según se acostumbraba mencionarlos entonces por los comunistas y gran parte de las fuerzas de izquierda. Ni de haberse preocupado de que la dirigencia húngara adoptase las correspondientes medidas contra las fuerzas “antisocialistas”.
Según se desprende de las memorias de Jruschov el Presidium del Comité Central vacilaba sin atreverse a emprender la intervención bélica en Hungría y cifraba sus esperanzas en el Embajador. “En Budapest no teníamos tropas comenta Jruschov pero teníamos nuestra gente y contábamos con nuestro Embajador en Budapest”.

“No puedo menos de elogiar sinceramente a Andrópov, pues cumplió brillantemente con su misión de seguir la única línea correcta, asegurarle a los húngaros de que no podía ni hablarse de una intervención bélica”.
Cuando las tropas soviéticas ya habían entrado en Budapest y desplegaban su ofensiva en el centro de esta capital, aproximándose ya a la sede del parlamento, Andrópov se hallaba en el despacho de Imre Nagy, asegurándole de que debía tratarse de “un error ya que el Gobierno Soviético no ha dado orden alguna de ofensiva en Hungría”.
Nagy se lo creyó y prohibió a los combatientes húngaros disparar en respuesta al fuego de las tropas soviéticas.

Esto es lo que cuenta Sandor Kopásci entonces jefe de policía de Budapest sobre la conducta de Andrópov.
El 5 de noviembre de 1956 Kopáscí y su esposa fueron arrestados, mientras trataban de refugiarse en la Embajada de Yugoslavia. Se los llevó en presencia de Andrópov quien los recibió de una manera bastante cordial y amistosa. Cuando obedeciendo la orden, ambos subieron a un coche, Andrópov les dio la mano con una sonrisa.
Kospásci estuvo encarcelado varios años y Malester y Nagy fueron ejecutados.
Andrópov fue ascendido. En 1957 todavía bajo el efecto de los acontecimientos que tuvieran lugar en 1956 en Hungría y Polonia, el Buró del Comité Central resolvió crear dentro de éste una sección que se ocupara de sus vínculos con los partidos comunistas y obreros gobernantes y designó a Andrópov.

En 1962 se los nombró secretario del Comité Central del PCUS.
Los acontecimientos que tuvo que afrontar mientras ocupaba este puesto fueron bien dramáticos el conflicto entre la URSS y China, la crisis del Caribe en 1962, la guerra de Vietnam. Por ese entonces se produjo la ruptura entre la Unión Soviética y Albania y se formó el modelo Kadar en Hungría.
Cuando Semichastni fue destituido como presidente del Comité de Seguridad KGB, de la URSS, Andrópov pasó a ocupar ese puesto.

Por otra parte, el general húngaro Bela Kiraly, elegido comandante de la Guardia Nacional, antisoviética a raíz del levantamiento húngaro de 1956, dice haber evitado seguramente una tercera guerra mundial al desoír la invitación de un periodista estadounidense para que pidiera ayuda militar a Occidente.

Entrevistado 50 años después para el semanario británico “The Spectator”, Kiraly, de 94 años, recuerda que el periodista le dijo entonces: “General, si usted hace una declaración invitando a Occidente a ayudarle con las armas, mañana será portada del New York Times”.
Según su propio testimonio, el general intentó en un principio esquivar la proposición e invitó al reportero de ese diario estadounidense que se pusiese en contacto con Imre Nagy, a la sazón primer ministro húngaro y líder, aunque vacilante, de la revolución.

Finalmente, Kiraly dio una respuesta negativa a la invitación del periodista. “Yo le dije: creo que si Occidente envía ayuda militar, habrá guerra. Y en una guerra no descarto que se emplee el arma atómica, en cuyo caso seremos los primeros en evaporarnos. Y para eso no hacemos una revolución”, recuerda el ex militar en su entrevista.

Los soviéticos calificaron la invasión de sus tropas, con la que aplastaron la revolución, como un acto de ayuda fraternal a solicitud del Gobierno magiar, algo que, pese a los años transcurridos, enfurece todavía a Kiraly.

Hace cuatro años, en Moscú, el general tuvo la ocasión de discutir si había habido o no una invasión con uno de los jefes militares soviéticos que participaron en aquella acción; el general Yevgueni Malashenko.
Malashenko acusó a Kiraly de mentir cuando éste afirmó que se había visto atacado directamente desde el aire por los soviéticos en una de las últimas batallas en torno a Budapest.

Kiraly invitó entonces a su interlocutor a ir con él al monte en cuestión, cuya cima muestra aún los cráteres de las bombas arrojadas por la aviación soviética. “Venga a Hungría y podrá orinar en su propio cráter”, le espetó Kiraly al general soviético.
En el momento del levantamiento soviético, Kiraly era ya un hombre de mediana edad, que había luchado en la Segunda Guerra Mundial y alcanzado el grado de general en 1944 en el Ejército fascista de la Hungría de Miklos Horthy.

Los soviéticos trataron de enviarle a Siberia, pero Kiraly y veintiséis de sus hombres lograron escapar del tren que los transportaba y volvieron a Hungría. Tras la guerra, dice Kiraly que pudo probar que no sólo no había sido fascista sino que había incluso ayudado a algunos judíos destinados a los campos de concentración nazis.

Hoy 23 de octubre se cumplen 50 años exactos del levantamiento “antisocialista” en Hungría.
Algunos cientos de jóvenes de la derecha húngara recordaron el levantamiento, al que ahora la gran prensa internacional llama “la revolución húngara”, en la Plaza Kosssuth en Budapest.
El Embajador en aquellos días de 1956 en Hungría era Yuri Vladimirovich Andrópov, quien algunos años después sería el Secretario General del PCUS y sucesor de Brezhnev durante 15 meses hasta que un soleado día de febrero de 1984 y al son de una música lenta unos guardias del Kremlin, lo llevaran a la Plaza Roja rumbo a su última morada.

¡COMO HAN CAMBIADO LOS TIEMPOS!