En la mañana de la 36 recibimos a la activista Ana Laura López, que hace un mes llegó de Palestina para hablar sobre su experiencia en la zona, y las situaciones absurdas generadas por la construcción del muro de división.
Ana viajó como observadora en un programa del Congreso Mundial de Iglesias protestantes, un programa de acompañamiento ecuménico a Palestina e Israel que funciona desde el año 2002.
En ese marco relató que vivió en Jerusalén este, la parte anexionada y realizó salidas a Cisjordania y Ramallah. “Parte de las tareas de observación las hacíamos en pueblos y comunidades que eran originalmente de Jerusalén pero con el muro de división las dejaron fuera”. Explicó que el muro de división es muy particular porque reconfiguró la geografía de Jerusalén, construido para dejar zonas densamente pobladas de palestina fuera de Jerusalén, “creando situaciones muy injustas”.
Relató que hay mucha diferencia entre lo que es Gaza bajo un ataque militar muy intenso y Cisjordania donde ahora también se está dando esa lógica, pero hay otro realidad, donde los internacionales (como nos dicen) podemos circular y después Jerusalén que tiene un estatus especial.