Foto: «Democracia en el trabajo», fue la consigna de la manifestación masiva del sábado/ @cgilnazionale.
La amenaza de un paro nacional, en un contexto de tensión creciente, aumenta la presión política sobre el gobierno de Meloni.
La Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL) movilizó a unas 200.000 personas este sábado 25 de octubre, en Roma, en una contundente demostración de fuerza contra el gobierno de Giorgia Meloni.
El secretario general del sindicato, Maurizio Landini, lanzó una doble amenaza de huelga general: una contra los presupuestos nacionales y otra en caso de que Israel agreda o bloquee la flotilla humanitaria que intenta romper el asedio genocida en Gaza.
Bajo el lema «Democracia en el trabajo», la manifestación se consolidó como una presión directa contra las políticas de la administración de ultraderecha. Landini acusó al Gobierno de Meloni de «mentir» y de estar preparando unos presupuestos que «podrían causar daños» a la clase trabajadora y a los pensionistas.
El dirigente sindical fue explícito al calificar las rebajas del impuesto de la renta como un «fraude» y una «extorsión» de miles de millones de euros. Landini detalló que la falta de compensación por la subida de la inflación genera una pérdida estimada de 25.000 millones de euros en impuestos pagados de más por los trabajadores entre 2022 y 2024, exigiendo la devolución de esta cantidad.
En un giro que conecta las demandas laborales internas con la política exterior, Landini declaró su disposición a «convocar una huelga general nacional si Israel ataca o bloquea la flotilla humanitaria» que se aproxima a Gaza. Calificó cualquier agresión en aguas internacionales como un «acto de guerra» contra una misión que busca «reafirmar la paz» y la ayuda humanitaria para el pueblo palestino.
Esta firme postura internacionalista se suma a una creciente presión social, especialmente de sindicatos portuarios como la Unione Sindicale di Base, que han exigido medidas más contundentes para detener las acciones criminales sionistas. Landini denunció la postura del Ejecutivo italiano, calificándola de «seria» y lamentó «la falta de medidas firmes para apoyar a Palestina» y parar el genocidio.
La movilización de la CGIL, que contó con la presencia de importantes figuras de la oposición como el Partido Democrático y la Alianza Verde y de Izquierda, demuestra un importante segmento social dispuesto a desafiar al Gobierno.
La flotilla, compuesta por unas 50 embarcaciones, tiene como objetivo entregar ayuda médica y comida para el pueblo palestino asediado. Grupos de trabajadores portuarios italianos y europeos han apoyado la iniciativa de huelga y bloqueo comercial contra Israel en caso de agresión, en línea con una tradición histórica de solidaridad internacionalista de los movimientos obreros.
