La candidata independiente de izquierda Catherine Connolly fue declarada el sábado ganadora de los comicios presidenciales en Irlanda, al superar a su rival por un amplio margen, en una contienda marcada por una gran cantidad de votos nulos.
La abogada, diputada de 68 años, crítica abierta tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea (UE), obtuvo más de 63% de los votos, mientras que la candidata centrista Heather Humphreys consiguió 29,5%.
Cerca de 3,6 millones de votantes fueron llamados a las urnas el viernes para elegir al sucesor de Michael Higgins, de 84 años, y quien ocupa este cargo honorífico desde 2011.
«Catherine será una presidenta para todos nosotros y será mi presidenta», declaró Humphreys tras reconocer su derrota en la televisión pública.
Connolly también recibió las felicitaciones de Simon Harris, el viceprimer ministro irlandés y también miembro del partido centrista Fine Gael. «Le deseo todo el éxito posible», expresó.
Los comicios estuvieron marcados por una baja participación y fueron blanco de críticas por parte de los votantes conservadores, que no se sintieron representados. Varias figuras instaron de hecho a los ciudadanos a anular su voto en protesta por la falta de opciones de derecha en la contienda. Su campaña contó con el respaldo de partidos de izquierda como Sinn Féin, el Partido Laborista y los Socialdemócratas, y logró una especial conexión con el electorado joven, que valoró su compromiso con la justicia social y su postura pro-palestina.
Durante toda su campaña, Connolly se mostró abiertamente crítica con Israel, denunciando repetidamente el genocidio perpetrado en Gaza y calificando al régimen israelí de “estado terrorista”.
“Si en este Dáil no podemos reconocer que Israel es un estado terrorista, estamos en serios problemas”, declaró en un vídeo publicado en junio en la página de su campaña en Facebook, refiriéndose a la cámara baja del Parlamento irlandés.
En un acto de campaña celebrado en septiembre, vinculó la historia de colonización de Irlanda con su cautela ante las potencias extranjeras que pretenden dictar a un “pueblo soberano” cómo debe gobernarse, en referencia a Palestina.
“Vengo de Irlanda, un país con historia de colonización, y sería muy prudente a la hora de decirle a un pueblo soberano cómo dirigir su país. Los palestinos deben decidir de manera democrática quién quieren que los gobierne”.
Ese mismo mes afirmó que el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), que ha liderado la lucha por la liberación frente al régimen colonial sionista, “forma parte del tejido del pueblo palestino”.
En diversas entrevistas, Connolly recordó que HAMAS fue elegido democráticamente en 2006, antes de que Israel impusiera el bloqueo a Gaza.
“Forman parte de la sociedad civil palestina”, explicó, añadiendo que los medios y otras instituciones dependen de las cifras de víctimas proporcionadas por HAMAS porque controla instituciones públicas como el Ministerio de Salud palestino.
Connolly ha condenado abiertamente a Israel por los crímenes de genocidio en Gaza y por sus agresiones militares en otras regiones de Asia Occidental, incluida su ofensiva no provocada contra la República Islámica de Irán en junio, que costó la vida a más de mil personas, entre ellas mandos militares y científicos nucleares.
Estas declaraciones y su crítica al régimen colonial y genocida israelí se convirtieron en un sello distintivo de su campaña.
Su firme defensa de Palestina y su compromiso con la justicia social resonaron con fuerza entre los votantes jóvenes, cada vez más comprometidos con los derechos humanos globales.
