Desde Radio 36 Centenario no olvidamos lo que ocurrió, antes, durante y después de la última dictadura cívico militar en Uruguay con cientos de compatriotas que fueron detenidos , torturados y desaparecidos. Memorìa, juicio y castigo.
RIBEIRO, Edelmar. Muerte: 23/3/69- Asesinado en Uruguay
Nacido en el departamento de Artigas, y su apodo era el «Negro Veio». Fue criado por una familia de posición económica bastante desahogada, lo que le permitió instalar un tallercito de zapatero que le daba para vivir sin demasiados problemas, hasta que conflictos de familia lo llevaron a dejarlo en 1961, comenzando su peregrinación por lugares de trabajos zafrales por el Norte del país: en El Espinillar; en Cainsa; en Azucarera Artigas, en las remolacheras de Paysandú; en las plantaciones de caña y arroz de Perroni y aún en las plantaciones de Itaquí, al otro lado de la frontera. Llevó la vida de todos los peludos hasta que se hizo un «peludo» más.
Pensaba que en esas condiciones de vida no era conveniente tener mujer ni hijos, por lo que siguió su camino solo.
Tenía profundamente arraigada la concepción del compañerismo natural de todos los peludos. Era común oírle decir, refiriéndose a sus escasas pertenencias: «Aquí lo que hay no es mío, es de todos»
Conocía al detalle la vida de los principales caudillos blancos del siglo pasado y los admiraba fervientemente. Los homenajeaba a su modo, usando a modo de almohada un libro sobre Saravia del que nunca se separaba.
Su conciencia de clase lo llevó a integrarse a la lucha de UTAA.
Participó en la ocupación de CAINSA en 1961 y en las marchas cañeras de 1962, 1964 y 1965.
Posteriormente se integró al MLN y fue ajustando su disciplina a la militancia revolucionaria, pero nunca quiso abandonar su medio natural por lo que sus lugares de lucha fueron siempre el monte, el campo, el cañaveral. Desde allí trabajó para la revolución y murió en la tarde del 23 de marzo de 1969. Estaba viviendo a monte, esperando el llamado para cumplir una tarea, cuando fue sorprendido en una estancia por una patrulla, llamada por el patrón. La emprendieron a balazos sin darle tiempo a defenderse. Cayó herido de muerte, junto al monte que muchas veces fue su refugio.
Lejos de sus compañeros murió el «Negro Veio», humildemente, como un buen soldado de la Revolución.