En Mañanas de Radio recibimos al Dr, Carlos Trotta, médico cirujano vascular argentino, integrante de Médicos Sin Fronteras (MSF) y participante de la Flotilla de la Libertad, que se encuentra en Montevideo para participar del evento “Gaza hoy: hambruna y genocidio” que se realiza este miércoles en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo a partir de las 17,30 horas.
Trotta señaló que lo interesante de Médicos Sin Fronteras, más allá o más acá de acompañar a poblaciones que la están pasando mal, es dar testimonio después “desde alguien que estuvo en el lugar, y me parece que eso le da una cierta fuerza”.
Integrante de MSF desde el años 2006 dijo que le gustó mucho la idea del título Sin Fronteras, “porque uno en la práctica médica, por lo menos en Argentina, encuentra tantas fronteras geográficas, culturales, económicas y demás, de modo que al escuchar en el año 99, que le habían otorgado el premio Nobel de la Paz a Médicos Sin Fronteras, dije, pero qué bueno esto de ser Sin Fronteras, eso en el 99. Recién en el 2006 me volví a conectar, bueno, hay que hacer un examen psicológico, de idiomas, varias cosas, pero finalmente en el 2007 pude empezar, y estuve más de 10 años”.
Señaló que a lo largo de esos años “he estado en lugares como Yemen, en tres veces, en Siria, en Haití, en muchos lugares, pero cuento todo esto simplemente para dejar testimonio de que nada me afectó tanto como lo que pude observar en Gaza, a donde fui porque sentía que era un poco mi obligación como médico cirujano, acompañar, dar una mano, y me encontré con una realidad de la cual yo no tenía la menor idea y que me sacudió de tanta fuerza, y sé que le ha pasado a muchos de mis compañeros de Médicos Sin Fronteras, que siento la necesidad, sentimos la necesidad de hablar”.
Afirmó que “todo esto no empieza el 7 de octubre del año 2023, como intentan machacar y todo lo demás, esto empieza desde mucho antes, y de eso sí puedo dar testimonio, porque yo estuve en el año 2009 y ya entonces vi la destrucción de la infraestructura. En aquel entonces, cuando yo estuve, era lo que Israel llamaba operación «plomo fundido», que causó alrededor de 1.400 muertes, de las cuales alrededor de 400 eran chicos. Pude ver también la destrucción, que como médico me pegó más fuerte, de hospitales, de ambulancias y todo lo demás”.